Valencia, fútbol y otras cosas

jueves, 1 de mayo de 2014

¿y ahora, qué?

"El hecho es que uno trabaja lo mejor que puede el mayor número de horas que puede, dijo, y, si tiene suerte, la gracia baja de tarde en tarde, aunque no hay nada que pueda adelantarte, por supuesto, cuándo llegará el momento. Estas cosas no resisten un análisis concienzudo, dijo mientras nos hacíamos a un lado para dejar pasar a un grupo de ciclistas. No nos queda más que trabajar a ciegas y al máximo de nuestras capacidades, y confiar en que si ha ocurrido una vez volverá a ocurrir. Pero eso no significa que vuelva a ocurrir. Hemos llamado a todas las puertas, escribe Proust en El tiempo recobrado, dijo, y ninguna de ellas da a ningún sitio, y va y la única por la que podemos entrar y que habríamos buscado en vano durante cien años, tropezamos con ella sin saberlo y se nos abre. Recuerdo haber subrayado este pasaje a lápiz cuando tenía diecisiete años, dijo, y habérselo leído en voz alta a mi mejor amigo de Oxford, recuerdo haberlo copiado en mi cuaderno de notas y vuelto a copiar en todos los cuadernos de notas que compré después del primero, pero ahora debo decir que lo encuentro romántico y optimista en exceso. Puede que esa puerta nunca se abra, dijo. Puede que no haya puerta. O puede que se abra solamente durante esos segundos en que uno se queda dormido. Y sin embargo, dijo apretando el paso hasta el punto en que me costaba seguirlo, no podemos convertirnos en cínicos, ese es el pecado que atenta contra el Espíritu Santo, y es el pecado que cometen los así llamados posmodernos en todas sus intervenciones." (Moo Pak, Gabriel Josipovici).

Duro teclear cuando uno se siente abatido y desolado. Lo que uno querría es aporrear el teclado, pero no quedan fuerzas ni ánimos. El fútbol una vez más demuestra que es como la vida, injusto y sujeto a muchos factores que no dependen de uno mismo. Pero como en la vida, pese a la rabia e impotencia, uno puede sentirse orgulloso de sus derrotas y fracasos. Cuando se intenta con fuerza y dignidad, queda el amargor, los posibles reproches por lo que se piensan fueron malas decisiones se vuelven diminutos. Aun así, creo que la clave de la eliminatoria está en el cambio de Parejo por Javi Fuego, ya no sólo por la pérdida intrínseca de fútbol, sino por el mensaje que envías al equipo. Básicamente es como decir que se renuncia a vapulear al contrario, a certificar el pase a la final a lo grande, y que es hora de defender con las armas del equipo contrario (encerrarse atrás, marrullería, perder el tiempo). A punto estuvo de salirle bien a Pizzi, pero este Valencia es un equipo que no está capacitado para ello, y en el último suspiro, la miel se escapó de la boca, y todos nos quedamos con cara de tontos. Digo todos porque la afición valencianista fue la gran impulsora de este sueño truncado que es la Europa League. Apoyaron, animaron, llevaron en volandas al equipo con fe inquebrantable y energía incontenible; maniataron al rival con su feroz presión atmosférica. No pudo ser pero nos sentimos orgullosos porque jugamos a ganar. Si juegas a ganar y después pierdes con honor, estás haciéndote un favor a ti mismo, y asimismo das ejemplo a los de alrededor. Porque hoy el Valencia dio una lección, dolorosa y amarga, a la sociedad: corazón y voluntad. No pretendo engañarme: la gloria es lo que queda en el recuerdo, la victoria es lo que más (¿y lo único?) se valora en la sociedad; pero la derrota, si se consigue con ética y dignidad, llena tanto o más que una victoria injusta, al menos a ojos de un perdedor nato. El Sevilla será un injusto finalista, de eso no me cabe la menor duda. También que en la final defenderé al Benfica como si fuese mi propio equipo. Los caciques, los tramposos, los desagradecidos, los cínicos, igual que en la sociedad, nuevamente, suelen ser los así considerados triunfadores, pero aun así existen ejemplos de lo contrario que invita a seguir soñando, a seguir siendo un iluso si se prefiere; por mucho que la realidad se empeñe en ponerte grilletes y pegarte mazazos.

Estoy triste y desolado y abatido, pero también feliz, emocionado y orgulloso.

Puta. Gracias.


Hoeman, Valencia a 2 de mayo de 2014

3 comentarios:

  1. De acuerdo 100% con el análisis. Lo peor de todo, fue oir a BETO decir que habian sido mejores en el global de la eliminatoria.
    Me sorprendio gratamente el planteamiento de Pizzi y me jode que este grupo de jugadores (no todos) solo aparecan en los partidos grandes. ¿crees que tendria sentido volver al psicologo/coach en el cuerpo tecnico como Benito Floro hacía?

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  2. Beto es un impresentable que ayer se hizo caquita. No merece la pena perder el tiempo en semejante personaje.

    La verdad es que el planteamiento fue muy bueno, aunque para mí la clave fue el empuje de la afición; creo que con cualquier planteamiento, con ese apoyo, el Valencia hubiera tenido ocasión de pasar a la final.

    Más que psicológico, yo me atrevería a decir que es más tema de disciplina y trabajo. Afortunadamente los que vienen de atrás parecen tener la cabeza bien amueblada y espíritu de sacrificio (Bernat, Alcácer, Gayà).

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  3. Hola Hoeman, soy Juan, un seguidor tuyo de tu antiguo blog, y la verdad es que me llevé una grata sorpresa, al comprobar que retomas otra vez el proyecto. Gratitud que duró poco al ver con que rabia y odio, rajas de mi equipo, el Sevilla.

    Comprendo el enfado de perder el en último minuto pero sinceramente, esto forma parte del fútbol, y ponerte a rajar indiscriminadamente creo que denota no haber entendido este deporte. A veces se gana, otras se pierde.

    Hay que saber perder, amigo. Un saludo.

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