Alguien, que no sabes muy bien porqué, te tiene aprecio, y deja la vida con ganas de seguir viviendo pese a la tortura de la enfermedad, aun en fase terminal, sin fuerzas, machacado por el dolor, alguien quiere seguir luchando, que no se acabe el sueño: queda tanto por hacer, tantos han sido los momentos pasados, tan injusto se ha sido tantas veces. Se acaba todo para siempre, dejas un recuerdo en familia, parejas, amigos, allegados. Hasta que el paso se borra y no existe constancia de tu existencia. ¿Por qué también se van los que no lo merecen? ¿por qué es tan miserable la enfermedad que conlleva la muerte? ¿por qué unos sí y otros no? ¿por qué no todas las vidas valen lo mismo? ¿por qué? ¿por qué? Dios no existe, y en caso de existir es un ser mezquino y cruel y abyecto y sanguinario y pusilánime,y hijodeputa, en definitiva. Apenas le conocía, pero me impactó la entereza para con la enfermedad y la muerte. También la forma de apreciar la vida y a seres lejanos de su zona de incidencia. Pensar en ello me hace querer ser mejor persona y vivir con menos inhibiciones.
La lástima es que después se olvida.
Ya no volverá.
Y es jodido. Muy jodido pensar en ello.
Blog de hoeman
Valencia, fútbol y otras cosas
jueves, 7 de abril de 2016
sábado, 30 de enero de 2016
De vidas interesantes
Leyendo por primera vez a Jonathan Coe (El club de los Canallas) me doy cuenta de que su principal virtud como novelista, quizá, sea que las vidas e historias narradas sean interesantes, que apetezca saber mucho más de los personajes en cuestión, a pesar de que a priori no puedan tener una vida especialmente atractiva.
Y a partir de ahí uno puede inferir que todas las vidas son interesantes vistas desde el enfoque adecuado; que lo interesante de una vida es en gran parte subjetivo e incluso en principio la vida más aburrida del mundo puede no serlo contada de la forma adecuada.
Así pues, se puede concluir que todas las vidas, con el observador apropiado, merecen la pena ser narradas, y por añadidura, vividas.
Y a partir de ahí uno puede inferir que todas las vidas son interesantes vistas desde el enfoque adecuado; que lo interesante de una vida es en gran parte subjetivo e incluso en principio la vida más aburrida del mundo puede no serlo contada de la forma adecuada.
Así pues, se puede concluir que todas las vidas, con el observador apropiado, merecen la pena ser narradas, y por añadidura, vividas.
domingo, 27 de diciembre de 2015
La exuberancia del culo
Mientras paseaba tranquilamente, sujetando su Dinesen con ambas manos, una irrupción interrumpió la lectura del paseante, obnubilado ante la presencia del mejor culo jamás avistado. Se contoneó delante de sus ojos, que quedaron hechizados e hipnotizados por la curvatura afrutada y el contoneo extasiante de dicha criatura con vida propia. Cada vez que daba un paso los pliegues se marcaban en la ajustada falda y todos los órganos y sentidos del admirador se erizaron; resultaba imposible resistirse ante tal belleza y voluptuosidad. En aquel momento, hubiese dado igual que la portadora hubiera tenido un horrendo rostro o peor aún, que su espíritu estuviese poseído por el mismísimo diablo, el placer visual obtenido fijaba toda la atención en el Dios Culo, la imaginación atravesaba todas las células, su visión se tornaba iridiscente, lisérgica. Incluso hubiera dado lo mismo que del elemento supremo emanase el olor más nauseabundo del mundo, empero para el extasiado voyeur se hubiese tornado en la más exquisita fragancia de rosas. «No hay nada que se pueda comparar con un gran culo, ni tan siquiera los senos más hermosos del mundo o el rostro más vicioso de cuántos existieran podrían competir con un gran culo», se dijo el caminante para sus adentros, una vez el culo que revolvió todas sus entrañas hubo desaparecido. Ya más sereno, en casa, aunque todavía con la imagen imborrable en su mente, reflexionó: «En realidad, un culo es suficiente para enamorar a una persona. No importa el carácter, la personalidad, la guapura, la inteligencia, la bondad, el atrevimiento, la valentía, la simpatía, la conversación, etc. si se trata de un gran culo»; a continuación «por un culo se han destuido Imperios, se han malogrado innumerables vidas, se ha ofendido a los Dioses, cuando se trata de un culo, el único Dios es el mismo culo»; y para terminar «la supremacía de los culos frente a cualquier otro factor en el mundo de los hombres es exultante».
domingo, 13 de diciembre de 2015
Domingos de agosto, de Patrick Modiano
Si algo borda Modiano es que el lugar donde ocurre lo narrado se convierte en un personaje importante más, que cobra vida en la historia, transmitiendo cierta sensación de nostalgia. En Domingos de agosto ese lugar vívido es Niza. Lo que en principio parece una historia de (des)amor se convertirá en novela negra, al ritmo de la prosa envolvente del autor, que logra captar el interés del lector e introducirlo en su mundo de desechos, de perdición, de infelicidad; de presente desdichado ante la vista del pasado. Si bien su estilo es reconocible e inconfundible, se trata de una obra menor, que parece terminada (¡o incluso ya empezada!) a la carrera o con ausencia de ideas. Seduce pero no conmueve. No obstante siempre resulta recomendable deleitarse con la prosa y las atmósferas que inventa Modiano.
Rescato dos citas de la breve novela que encierran mucho más de lo que a priori expresan:
"A veces basta con unos pocos años para acabar con muchas pretensiones." (p.27)
"Pero nada más regresar me volvía la confianza. Sylvia leía (...) Mientras estuviera conmigo, no tenía nada que temer." (p.41)
Todos los que tenemos cierta edad somos conscientes de que muchos de nuestros sueños y anhelos de juventud se han resquebrajado ante la imposición de la "vida adulta" en sociedad; y además, hemos experimentado esa sensación de ser invencibles, de atesorar una confianza sublime, en compañía de una persona especial, con la que sentimos complicidad.
Rescato dos citas de la breve novela que encierran mucho más de lo que a priori expresan:
"A veces basta con unos pocos años para acabar con muchas pretensiones." (p.27)
"Pero nada más regresar me volvía la confianza. Sylvia leía (...) Mientras estuviera conmigo, no tenía nada que temer." (p.41)
Todos los que tenemos cierta edad somos conscientes de que muchos de nuestros sueños y anhelos de juventud se han resquebrajado ante la imposición de la "vida adulta" en sociedad; y además, hemos experimentado esa sensación de ser invencibles, de atesorar una confianza sublime, en compañía de una persona especial, con la que sentimos complicidad.
jueves, 10 de diciembre de 2015
El gran cuaderno, de Agota Kristof
Tras leer El gran cuaderno es inevitable que surja en la mente del lector otra obra literaria, en concreto El extranjero de Albert Camus. Y es que lo que se le achaca en muchos casos a la novela del francés, la supuesta deshumanización del protagonista (ese inicio: "Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.") que no es tal, como comprobamos en una soberbia segunda parte, sí es adecuada para la novela de Agota Kristof. La prosa seca, directa, "robotizada", va acompañada de la ausencia de sentimientos por parte de los protagonistas, de las acciones puramente racionales (teniendo en cuenta la mente de los protagonistas). Por lo tanto la obra conmueve y causa escalofríos por ese automatismo en las acciones guiadas exclusivamente por la lógica. Organizada en capítulos cortos (cada uno se puede leer como una fábula cruel), va mostrando la vida de unos gemelos narrada/anotada por ellos mismos, estando la guerra siempre como telón de fondo o más bien personaje principal (se nos describen escenas realmente aterradoras).
Obra sobresaliente y terrible.
Una de las escenas más impactantes:
Obra sobresaliente y terrible.
Una de las escenas más impactantes:
El oficial coge a nuestra madre en sus brazos, pero ella le rechaza. El oficial va a sentarse en el jeep y pone el motor en marcha. En ese momento exacto se produce una explosión en el jardín. Después vemos a nuestra madre en el suelo. El oficial corre hacia ella. La abuela quiere apartarnos. Dice:
-¡No miréis! ¡Entrad en casa!
El oficial jura, corre a su jeep y se va como una exhalación.
Nosotros miramos a nuestra madre. Los intestinos se le salen del vientre. Está toda roja. El bebé también. La cabeza de nuestra madre cuelga encima del hoyo que ha hecho el obús. Sus ojos están todavía abiertos y mojados de lágrimas.
La abuela dice:
-¡Id a buscar la pala!
Ponemos una manta en el fondo del hoyo y colocamos encima a nuestra madre. Sigue llevando al bebé apretado contra su pecho. Las tapamos con otra manta y después llenamos el agujero de tierra.
Cuando nuestra prima vuelve de la ciudad pregunta:
-¿Ha pasado algo?
Nosotros decimos:
-Sí, un obús ha hecho un agujero en el jardín.
domingo, 29 de noviembre de 2015
Los siete años de abundancia, de Etgar Keret
En mi primera aproximación a Etgar Keret lo que más destaco es su sentido del humor: directo, afilado, libre de compasión.Los siete años de abundancia se compone de breves relatos autobiográficos, o crónicas ficticias, como se prefiera. No deja de contarnos anécdotas, situaciones vividas, recuerdos, pensamientos, o sentimientos; con una brevedad que corta como el filo de una navaja. Nos escribe acerca de su cotidianidad: la de un israelí burgués que hace cosas de burgueses; la de sus antepasados que tuvieron que huir de Polonia, su "segunda patria"; la de estar mentalizado de que en cualquier momento pueda perder la vida por la guerra; la de sus vivencias con su mujer, y en especial su hijo, Lev. Porque una vez concluido el libro, uno no puede evitar pensar que estos relatos, además de para alimentar su vanidad, están concebidos para homenajear a su hijo, apenas un niño del que se siente especialmente feliz de ser padre. Pese al dolor que transmiten algunas de sus páginas, siempre queda la sensación de que Etgar le quita peso a la trascendencia, añadiendo supuesta superficialidad que en realidad son dosis de cotidianidad y humor.
domingo, 15 de noviembre de 2015
Gerard Damiano: el pornógrafo indie, por Paco Gisbert
Los de mi generación o las posteriores rara vez hemos concebido el cine porno como disciplina artística y ni mucho menos, intelectual. Vemos porno sólo para excitarnos, para liberar tensiones, como ayuda para obtener placer, para jugar. Pero hubo una época donde las películas porno se llamaban películas X y se exponían en cines, y en esa época, había directores que utilizaban el cine con sexo explícito como medio para expresar sus inquietudes vitales. Como relata Paco Gisbert en Gerard Damiano: el pornográfo indie, el propio Damiano fue uno de ellos. No es baladí el comienzo del libro, que pretende despejar cualquier atisbo de duda en la objetividad de lo que se nos cuenta, cuando hace mención a los episodios en los que figuras del cine de la talla de Sergio Leone y John Cassavetes se declaran admiradores, más todavía: deudores, de Gerard Damiano. Estamos avisados.
Gisbert hace un repaso vital de la figura de Damiano a partir de las obras del director del cine X; ya que como director comprometido intelectualmente con sus obras plasma sus ideas, pensamientos, inquietudes, experiencias, etc. a partir de éstas. El autor nos va desgranando detalles de la altura de los filmes de Damiano, haciendo valoraciones e interpretaciones, además de contarnos cómo se fraguaron, la elección actoral y en definitiva, la problemática para acometer los diversos proyectos que pretendía poner al cine X en el lugar que merece. Todo ello con el contexto de cada época perfectamente explicado -se nota que Gisbert es un conocedor y estudioso de lo relacionado con el cine X-. En el comienzo eran los loops y el video fue el final.
Una de las mayores virtudes del libro es que sin caer en la adulación o el panegírico, permite que el lector abra la mente hacia otro tipo de cine porno, que existió, para hacer otro tipo de valoraciones: porque quizá, según se nos cuenta, sea el cine como el que realizaba Gerry el que más se acerca a la vida real, sin la censura sexual a la que está expuesto la mayoría del cine convencional.
Una vez leído, aparte de entrarle al lector ganas de visualizar películas como Garganta profunda (Deepthroat), El diablo en la señorita Jones (Devil in Miss Jones), Memories within Miss Aggie, Skin-Flicks y un largo etcétera, resuenan en la cabeza nombres como Linda Lovelace, Georgina Spelvin, Annie Sprinkle o Moana Pozzi.
(Las actrices porno, al contrario que los árbitros de fútbol, sí que sabían escoger nombres ficticios).
Me temo que directores como Gerard Damiano y libros como éste de Paco Gisbert contribuyen a dejar patente la dignidad del cine X, y por añadidura, la dignidad de los que trabajan en el cine X.
Si bien es cierto que el libro desprende un poso nostálgico: como diciendo: en el porno, cualquier tiempo pasado fue mejor (al menos a nivel artístico e intelectual). Aunque hay que tener en cuenta que, por lo que desprende el texto, hombres como Gerard Damiano fueron rara avis o minoritarios en la industria del cine X. (Ahora ni eso).
Gisbert hace un repaso vital de la figura de Damiano a partir de las obras del director del cine X; ya que como director comprometido intelectualmente con sus obras plasma sus ideas, pensamientos, inquietudes, experiencias, etc. a partir de éstas. El autor nos va desgranando detalles de la altura de los filmes de Damiano, haciendo valoraciones e interpretaciones, además de contarnos cómo se fraguaron, la elección actoral y en definitiva, la problemática para acometer los diversos proyectos que pretendía poner al cine X en el lugar que merece. Todo ello con el contexto de cada época perfectamente explicado -se nota que Gisbert es un conocedor y estudioso de lo relacionado con el cine X-. En el comienzo eran los loops y el video fue el final.
Una de las mayores virtudes del libro es que sin caer en la adulación o el panegírico, permite que el lector abra la mente hacia otro tipo de cine porno, que existió, para hacer otro tipo de valoraciones: porque quizá, según se nos cuenta, sea el cine como el que realizaba Gerry el que más se acerca a la vida real, sin la censura sexual a la que está expuesto la mayoría del cine convencional.
Una vez leído, aparte de entrarle al lector ganas de visualizar películas como Garganta profunda (Deepthroat), El diablo en la señorita Jones (Devil in Miss Jones), Memories within Miss Aggie, Skin-Flicks y un largo etcétera, resuenan en la cabeza nombres como Linda Lovelace, Georgina Spelvin, Annie Sprinkle o Moana Pozzi.
(Las actrices porno, al contrario que los árbitros de fútbol, sí que sabían escoger nombres ficticios).
Me temo que directores como Gerard Damiano y libros como éste de Paco Gisbert contribuyen a dejar patente la dignidad del cine X, y por añadidura, la dignidad de los que trabajan en el cine X.
Si bien es cierto que el libro desprende un poso nostálgico: como diciendo: en el porno, cualquier tiempo pasado fue mejor (al menos a nivel artístico e intelectual). Aunque hay que tener en cuenta que, por lo que desprende el texto, hombres como Gerard Damiano fueron rara avis o minoritarios en la industria del cine X. (Ahora ni eso).
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