Valencia, fútbol y otras cosas

lunes, 3 de noviembre de 2014

Lo que esconde la victoria

Mítica portada de Superdeporte, tomando por tontos a sus lectores
Ocurre en el fútbol, y en todos los ámbitos de la vida, que lo importante es ganar, casi siempre la forma en que se consiga determinado éxito da lo mismo, porque el éxito es el fin único y lo único que llena el espíritu de vacuidad. Así que no extrañan las alabanzas recibidas por el partido (con victoria) frente al Villarreal y las críticas del propio contra el Deportivo (derrota), que en cuanto a juego y ocasiones adversarias no estuvieron desparejados. Es más, fue el Villarreal el que tuvo la primera clarísima ocasión  para adelantarse, en un balón en largo de los amarillos que controló Uche, pasó a banda derecha y el centro fue rematado por Trigueros. Apenas unos segundos después en un balón en largo hacia Feghouli, el mismo Trigueros se marcó en propia portería al intentar despejar el centro (ya que si no estaba Rodrigo absolutamente solo para acribillar). A pesar del resultado final (1-3), en el análisis frío, el Valencia no fue superior a su adversario excepto en algunos momentos de la segunda mitad; pero el gol definió. Los dos restantes llegaron tras saques de esquina, con un Piatti estelar como asistente. Piatti, siempre discutido por gran parte de la afición y gran parte de las personas que confeccionan los medios de comunicación. Me parece curioso, cuanto menos, que el buen inicio liguero de los ches se esté sustentando en el gran rendimiento de los, a priori, eslabones más débiles. Porque no es sólo Piatti el que da la talla, le pese a quienes les pese, también Barragán, Feghouli y especialmente, Fuego. El rendimiento de éstos es el "extra" que hace que el equipo se muestre serio, sólido, y también permite que muestre dosis de genialidad. Mención destacada para Fuego, al que muchos ignorantes futbolísticas querían fulminar antes de comenzar la temporada, a pesar de no encontrarse ya David Albelda en la plantilla. Porque no nos engañemos, muchos de los que criticaron con tal fiereza y sinrigor a Fuego hacían loas y felaciones mediáticas al David Albelda de los últimos tiempos, que era cono antes que futbolista. Las vergüenzas del mismo quedan en evidencia una vez se compara su aportación con la de Fuego (y lo que sumó en lo que fue la semilla del equipo competitivo que estamos viendo, con Pizzi en el banco), por mucho lavado de cara que se le quiera hacer y por mucho intento de lobotomización a la afición valencianista. Dejo de lado este interludio para continuar con mi perspectiva acerca del encuentro, que tuvo un ritmo frenético en los primeros veinte minutos, ida y vuelta constante, ataques y contraataques con muchos efectivos por parte de ambos bandos, intensidad en la presión y velocidad en el movimiento del balón, oportunidades por doquiera. Pudo y mereció empatar el equipo castellonense, los jugadores valencianistas tuvieron más pérdidas de las aconsejables en zonas donde no deben producirse. Como era lógico, a partir del minuto veinte el ritmo bajó, en parte propiciado porque Nuno hizo que se atrasaran Piatti y Feghouli, ya que hasta entonces a la hora de defender el equipo tenía muchas veces una confección 6 + 4. Fue entonces cuando Fuego se hizo definitivamente con la manija, cogió la escoba y empezó a barrer lo suyo, lo de André Gomes y lo de quien lo necesitara. Servidor incluso llegó a dudar de si no se habría clonado y hubo por el campo múltiples Fuegos, el tío era ubicuo, siempre donde se le necesitaba. Colosal muestra de lo que debe hacer (y cómo) un mediocentro. Partido que merece ser enseñado a cualquier chaval que quiera saber el rol y las funciones de un pivote defensivo. Por contra, fatal Rodrigo, que no dio una a derechas en todo el encuentro, especialmente desacertado en esta primera mitad. Sufrió y mucho el conjunto de Nuno en los últimos diez minutos de la primera parte, a pesar de Fuego.

La segunda parte acabó como la primera, con los amarillos apretando y llegando, el Valencia sólo respiraba a partir de las recepciones de espalda de Alcácer, al que siempre hacían falta. Sin embargo, fue el propio técnico del Villarreal el que facilitó las cosas al Valencia, con sus nefastos cambios. Quitó a Moi Gómez, para mí el jugador de mayor talento del Villarreal, que pese a no haber tenido un rendimiento espectacular, siempre es un peligro y puede crear desde cero, para dar entrada a Jona Dos Santos. A ello se sumó el gol de Mustafi tras un gran centro de Piatti. Lo cierto es que fue en este momento cuando los jugadores valencianistas se sintieron realmente cómodos, y con el tercero de Mustafi en el setenta-y-tres, tras un nuevo saque de esquina, la cosa quedó completamente sentenciada. Rodrigo jugó cuarenta minutos de más, eso sí (fue sustituido cinco minutos antes de finalizar por De Paul). El partido, tras el descanso, pedía a gritos la entrada de Negredo por Rodrigo. Nos quedamos sin ver en acción la dupla Alcácer-Negredo.


Hoeman, Valencia a 3 de noviembre de 2014.


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